El espejo de Claude
Un espejo de Claude es un pequeño espejo convexo cuya superficie está teñida de un color oscuro. El espejo ennegrecido daba un reflejo bastante débil, de modo que resaltaban las características más destacadas de la escena a expensas del detalle, permitía reducir y simplificar el color y la gama tonal y proporcionaba una calidad pictórica similar a los paisajes que el pintor francés Claude Lorrain realizaba en el siglo XVII. El usuario de este pequeño objeto le daba la espalda a la escena para observar la vista enmarcada a través del espejo negro (como una especie de lente prefotográfica) que funcionaba como un dispositivo de contemplación. Se utilizaba como un objeto intermediario entre el sujeto y el mundo que sugería no solo la exacta representación de la realidad en el arte, sino también la idealización de esa realidad. En la actualidad, nosotros también utilizamos un espejo negro para mirar la realidad e idealizarla: la superficie de nuestros dispositivos móviles.
Este trabajo está enmarcado en el tiempo de la adolescencia, momento de cambio fundamental para nuestras vidas. Una etapa caracterizada por una enorme vulnerabilidad e inevitable transformación en el que se nos demanda dar un salto de fe desde el mundo de la infancia hasta el mundo de los adultos, y sin red de seguridad. Un período de nuestras vidas que implica el desarrollo de una identidad y de un autoconcepto que nos permita seguir evolucionando como personas conscientes de nosotras mismas y de nuestro papel en el tiempo, en un proceso que, en realidad, continúa a lo largo de toda la vida.
Estas imágenes surgen del “Laboratorio de Fotografía e Identidad” que forma parte de las propuestas escolares que Afundación oferta a los centros educativos en Galicia. Es necesario reconocer que la creación de estas imágenes y la exploración emocional resultante entre quienes formamos parte de esta experiencia, ha provocado un efecto transformador en cada uno nosotros. Las fotografías se han convertido en herramientas de catarsis que han permitido un efecto evidente de cambio en la percepción de uno mismo, en la idea de identidad y su representación, en el autoconcepto, en el manejo de las emociones y en la imagen de mental de quienes somos. De esta manera se hace evidente que en este proceso de cambio social, en este tiempo de incertidumbre ante lo que vendrá, la fotografía tiene la posibilidad de jugar un papel fundamental en reconocernos como seres humanos y en la exploración de nuestra propia identidad.